(Gordi Serrat. CPL, 2016)

Al son de: Moya Brennan, Change My World

Es un libro pequeñito, fino; de esos que podrían formar parte de la serie “Very Short Introductions” de la Oxford University Press. De hecho, podríamos re-bautizarlo así:

Árboles y Espiritualidad: A Very Short Introduction.

Pero no seas como yo, no te dejes engañar por su tamaño—pues confieso que tengo debilidad por los libros gorditos, con papel-chicha entre cubiertas… Pero tras haberlo leído, vuelvo a abrirlo y me tropiezo con detalles que habían escapado a mi atención.

Llegó por correo cuando los ciruelos aún estaban en flor, gracias a su autor, que conoce mi debilidad por los libros vegetófilos. Y, respetando el ritmo de los ciroleros, la reseña literaria llega con los frutos maduros del árbol (bueno, un poco más tarde, la verdad. Pero casi)

  • Title: Árboles y Espiritualidad
  • Author: Josep Gordi Serrat
  • Editorial: CPL Editorial (Centre de Pastoral Litúrgica)
  • Año: 2016

El libro en tres líneas:

Lo he intentado, pero creo que no puedo mejorar cómo se auto-resume el libro…

“Estas páginas tratan del papel de los árboles en diferentes culturas y religiones para mostrar el importante protagonismo que han tenido en nuestro pasado (…). [S]e centra en los vínculos más emocionales y espirituales que se han establecido entre las diferentes civilizaciones y los árboles.”

I loved:

Descubrir relaciones entre espiritualidad & árboles poco conocidas.

A pocos sorprenderá encontrar apartados sobre la simbología de los árboles en el cristianismo, en el islam, en el budismo o en el hinduísmo… pero, ¿te habías planteado que puedan existir diferencias destacables entre ramas de la misma religión?

Hay dos ejemplos que Gordi incluye en sus páginas que disfruté especialmente: (1) los árboles en la tradición cristiana ortodoxa, y (2) la relación arbolística-espiritual de los Bishnois en “el” hinduísmo.

Para empezar, desconocía totalmente la tradición de los zapis o árboles sagrados (por lo general, robles), que se consagran y convierten a todos los efectos en pequeños templos al aire libre, a cuya sombra pueden celebrarse bodas y bautizos (sobre todo cuando no hay iglesia; por lo que sé, se trataría de una tradición serbia).

De igual forma, no había leído en detalle la historia de los Bishnois, pueblo del Rajastán que lleva más de cinco siglos siendo adalid de la protección forestal de su región: más concretamente, desde que su líder, Guru Maharaj Jambaji*, estableciese la prohibición de cortar árbol alguno (entre otros preceptos) tras presenciar las consecuencias devastadoras de una sequía e intuir que la tala de árboles podía estar ligada, de alguna forma, a la catástrofe ambiental.

*Que vivió en el siglo XV.

Me parece un caso fascinante de cómo la espiritualidad de un pueblo y la fe colectiva pueden ser agentes de conservación y protección de la naturaleza (aun en ausencia de pruebas, pues dudo mucho que Jambaji tuviese la mínima idea racional de los mecanismos por los que los árboles “atraen” las lluvias y evitan la erosión del suelo…). Y de cómo esta fe profunda los llevó incluso a arriesgar (y perder) la vida cuando, en 1730, se opusieron a los deseos deforestadores del Maharajá de Jodhpur, abrazándose a los árboles para salvarlos de la tala.

La inclusión de una serie de capítulos «complementarios» (más propositivos o divulgativos).

El protagonismo del libro se lo llevan, claro está, las grandes corrientes religiosas y su relación con los árboles (sobre todo, la tradición judeo-cristiana); sin embargo, al final tenemos un capítulo de folklore y literatura, y otro titulado “Comunicarse con los árboles”.

En el primero no podían faltar las referencias a los cuentos y narraciones populares (tema muy querido por mí), y al bosque como elemento recurrente en el arquetípico viaje del héroe, una silva plagada de pruebas y obstáculos, desafíos… un bosque que suele ser puerta a un mundo distinto.

Entre cada dos pinos yace una puerta que lleva a una nueva vida.

— John Muir

También me gustó enterarme de la existencia de un relato de William Faulkner, El Oso, que me hizo pensar en la relación cultural con los osos que tan bien se explica aquí.

Y claro, SIEMPRE me encanta tropezarme con referencias a Tolkien <3

La aparición de fotografías a color en un libro tan pequeño y asequible.

Tiene 108 páginas, y mide un palmo de alto. No han tirado la casa por la ventana a la hora de editarlo e imprimirlo, y sin embargo han incluido no pocas páginas a color, que funcionan como pequeños incisos paralelos al discurso principal, presentando árboles particulares (p. ej. las secuoyas) o lugares especiales (p. ej. el bosque de Białowieża).

I liked:

El delicado equilibrio entre ciencia y espiritualidad en el capítulo dedicado a “Comunicarse con los árboles”.

Ya he hablado con anterioridad de  lo que opino sobre la precisión lingüística y la antropomorfización de los árboles en el ámbito científico. Hablando con Stefano Mancuso sobre la delicada línea entre pensamiento mágico y pensamiento científico, coincidimos en la bondad de no confundir las cosas, y no intentar demostrar ideas sin base científica con argumentos científicos pillados por los pelos.

(Ojo: que ello no dice nada sobre la veracidad última de esas ideas. Puedo creer en ellas como acto de fe, y me parece genial. Lo único que pido es que no me las intentes colar con “pruebas científicas” que, en realidad, no prueban nada —o, como mínimo, no la idea que quieres justificar.)

Un capítulo en un libro de espiritualidad titulado “Comunicarse con los árboles”, y que contiene referencias precisamente a los estudios de Mancuso (y de Wohlleben), se encuentra en una posición delicada. Sin embargo, Gordi Serrat navega bastante bien la delgada línea donde ciencia y fe se tocan, sin antropomorfizar exactamente a los árboles ni emplear los datos científicos más que a título informativo, para que quien acepte sus propuestas se acerque al árbol para “comunicarse” con mayor conocimiento de causa.

Y eso es algo que agradezco, pues respeta la ciencia y al mismo tiempo, honra la posibilidad de establecer una relación afectiva, espiritual, con los árboles.

Además, si le damos la razón a John Muir, extraordinario personaje que consiguió la protección del parque de Yosemite (California, EEUU) en el s. XIX, esa “comunicación vegetófila” es exactamente lo que este mundo necesita:

“Pocos hay que sean sordos por completo a las prédicas de los pinos (…) Sus sermones en las montañas nos llegan al corazón; y si las personas en general pudiesen ir al bosque, ni aunque fuese una vez, a escuchar a los árboles hablar por sí mismos, todas las dificultades en cuestiones de conservación forestal desaparecerían.”

– Los detalles sobre San Francisco de Asís y su relación con los bosques.

Es el santo patrón de la ecología, y con razón.

Agradecí saber un poco más de su especial relación con los árbolesy el contexto que les da sentido: “Cuando los frailes cortaban la leña, les prohibía arrancar el árbol para que pudiera rebrotar” hoy puede parecernos algo de cajón y anecdótico, pero Gordi nos recuerda que “las primeras comunidades de frailes franciscanos edificaban sus conventos únicamente con madera, ya que consideraban la piedra como símbolo de riqueza.

Y ahí tenemos una clave que permite entender mejor la relación entre bosque y comunidad de frailes, árboles que les dan cobijo en el sentido espiritual y literal del término.

Encinar (Quercus ilex)
El encinar más especial en Asís, estrechamente relacionado con la figura de San Francisco, es el del Eremo delle Carceri (que no es el de la foto… pero encinas, Quercus ilex, sí eran las que fotografié).

Definiciones.

Las palabras son importantes.

Por eso, aprecié mucho encontrar una sección en la que se desgranaba el concepto de espiritualidad empleado en el título y en el libro entero. Conciso y hermoso, recojo dos frases que creo encapsulan bien esa definición operativa:

La espiritualidad nace de un sentimiento de comunión con todos los seres vivos y de que todo señala a una realidad más elevada.

La espiritualidad es la capacidad que todos tenemos de conectar con el Fondo enigmático de la realidad, con lo que está en el Fundamento del Todo.” —Francesc Torralba.

Reflections&Thoughts

Repito: es un libro breve.

Eso quiere decir que las generalizaciones y simplificaciones (que su autor admite abiertamente) son inevitables. Tampoco hay referencias bibliográficas, otra renuncia necesaria a un elemento que Gordi sí incluye en otro de sus libros, Els Arbres Mediterranis.

Si tuviese que escribir una carta de Desiderata, cosas que me hubiese gustado encontrar, mencionaría las siguientes:

Azahar (Citrus cf aurantium)
«[El naranjo], la fruta y su flor son símbolo, como conjunto, de castidad, generosidad y pureza.»

– Me hubiese gustado hallar la información sobre la espiritualidad y los pueblos indígenas en un apartado propio, distinto del capítulo “Árboles” en el que están incluidos. Sería más fácil encontrarlos, y dar mayor visibilidad al tema, pues creo que la merece.

– ¡Me hubiese gustado leer un poco más sobre el islam! Y sería interesante, siendo una religión semítica del Libro, compararla con judaísmo y cristianismo para ver raíces comunes y puntos de divergencia… (y, ya puestos a pedir, siento curiosidad por saber si existen diferencias notables p. ej. entre sunitas y chiítas en cuanto a simbología/creencias peculiares relacionadas con los árboles y los bosques).

Ahora, el mayor y mejor descubrimiento que hice gracias al libro fue el bosque de Białowieża, bosque de preocupante actualidad, dado que está en el ojo del huracán desde hace un año y pico…

¿No te suena este nombre? Pues deja que te explique muy brevemente: se trata de un gran bosque a horcajadas entre Polonia y Bielorrusia. Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1979, las fotografías que he visto son de cuento de hadas—bueno, de cuento de hadas con bisontes, pues Białowieża es famoso por albergar la mayor población existente de bisonte europeo del mundo (sí, tenemos bisontes en Europa también. Qué cosas).

“Hace mucho que Białowieża es humano— pero de un modo especial, fuera del tiempo.”

No es un bosque ‘intacto’. Como leí en un fascinante artículo sobre Białowieża, los humanos siempre han estado conectados al bosque. Pero “para el bosque, los humanos eran un factor entre tantos otros —lo moldearon en ciertos aspectos, lo dejaron tranquilo en otros, y no suponían en absoluto una amenaza para él.

Se refiere a antes, claro.

Ahora (y me refiero a ahora ahora, verano de 2017) se teme por su integridad ecológica; el ministro polaco de medio ambiente habría autorizado que se realicen operaciones de tala en el bosque, aduciendo motivos fitosanitarios (controlar una plaga de barrenillo del abeto, Ips typographus, en las píceas (Picea abies) del bosque). La cosa está que-sí-que-no desde finales de 2015 si mal no voy, fecha en la que la forestal polaca propuso aumentar de forma bastante brutal las cuotas de extracción de madera*.

*Actualmente el límite en el plan de gestión forestal es de 48.000 m3/año —suficiente para recoger leña de quemar. Imagino que esta cantidad luego se reparte en zonas, pues se detalla que, en uno de los distritos polacos, el incremento propuesto variaría la cuota actual de 6000 m3 a 53.000 m3: un aumento casi x9. Escalofriante.

 

 

¿Y qué tiene eso que ver con el libro de Árboles y Espiritualidad? Pues sencillamente, que en sus páginas hace una breve referencia a Białowieża, foresta que hasta entonces yo desconocía, y fue una diminuta semilla sembrada. Me quedé con el nombre, y al tropezarme con los titulares que mencionaban el bosque se me encendió la bombilla, fui a buscar… y el resto es historia.

Białowieża National Park, photo by Flickr user Frank Vassen
«Białowieża National Park», fotografía sacada por el usuario de Flick Frank Vassen.

Y es que en estos tiempos difíciles para los árboles —o mejor dicho, para quienes dependemos de los árboles: es decir, todos—, nunca está de más tener a mano unas páginas que nos recuerden la importancia del bosque y de sus majestuosos integrantes clorofílicos para una vida plena, más allá de lo meramente material.

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Referencias&Recursos

El blog del autor está aquí mismo.

Sobre Białowieża, los artículos que se cruzaron en mi camino, fueron los avisos en Nature del 20 de Julio 2017 (Europe Fights for Ancient Forest) y del 26 de febrero de 2016 (Pristine forest at risk). Las noticias a 31 de julio 2017 no son buenas.

El artículo sobre Białowieża del que disfruté tremendamente fue Marris, E. 2008. The heart of the wood. Nature, 455:277-280.

3 comentarios en “[Hojeando libros] Árboles y Espiritualidad 

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