Tintes textiles a base de pigmentos algales
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Al son de: My Indigo, Black Velvet Sun
{Originalmente publicado a finales de 2016 (en inglés, y en 2017 en castellano), este artículo trata de un proyecto que ha sido elegido recientemente como uno de los mejores del Programa LIFE de 2017, y según cuentan aquí, «está nominado para la elección del Best of the best» entre estos proyectos… premio que se resolverá en mayo 2018. Por eso, ¡muchos ánimos, y espero que el trabajo realizado realmente contribuya a convertir el sector de la tinción textil en algo más sostenible!}
Aunque existen muchas dudas acerca de la vida secreta de las sirenas, hay un punto en el que todos los expertos coinciden: nadan desnudas. Se admiten sujetadores de conchas o collares de perlas estratégicamente colocados para cubrir ciertas partes de su anatomía, pero nada de ropa.
Como ávida admiradora del mundo sirenil desde los seis añitos, todo eso me parecía bastante práctico incluso antes de saber que los textiles requerían tareas tan trabajosas como el hilado, el tejido o la tinción. Las sirenas podían dedicarse a cosas más interesantes, como estudiar la vida vegetal a su alrededor… aunque a esa edad, las algas tampoco me parecían especialmente atractivas.

Aprendí a apreciarlas un poco más en la universidad, donde descubrí los increíbles ecosistemas que crean, y me enteré de que podían incluso comerse. Pero tampoco entonces me enamoraron, y así terminaron rápidamente relegadas al desván de mis recuerdos hasta que, hace unos meses, recibí un correo electrónico de una amiga canaria.
Aunque llevaba varios años en un jardín botánico y, al igual que yo, no había tratado con algas en mucho tiempo, había empezado a trabajar recientemente en el Banco Español de Algas (BEA), y se descubría fascinada por los proyectos que tenían en marcha allí. “Hay uno que seguro que te gustará…” me escribía.
Se llamaba Seacolors, y su objetivo era encontrar tintes naturales a partir de algas.
Si las sirenas pudiesen leer estas líneas, quizás se llevarían las manos a la cabeza. ¿Colores de alga? Sí, ya. Claaaro.
Entonces me tocaría recordarles que, si bien es cierto que la extracción de tintes a partir de algas es un desarrollo moderno, tiene importantes raíces históricas. Pues hay algas que formaron asociaciones muy coloridas con ciertos hongos, y los organismos resultantes han sido empleados como tintes desde hace siglos a lo largo y ancho del globo.
Me refiero, claro está, a los líquenes. Uno de los más famosos en Occidente fue la orchilla (de la familia Roccellaceae, sobre todo el género Roccella), que convenientemente tratada con amoníaco (procedencia: orina) permite obtener colores violetas. Se desarrollaron verdaderas “industrias caseras” de recolección de orchilla en lugares como las costas de Escocia, Escandinavia… ¡o las mismas Islas Canarias! Estos líquenes se vendían después en mercados, p. ej. el de Londres, donde una tonelada de orchilla podía alcanzar precios de hasta 1000 esterlinas durante los siglos XVII y XVIII.
Sin embargo, los líquenes no son algas, y su historia tintórea no garantiza que los miembros del equipo, tomados por separado, proporcionen colores útiles.
Así pues, si quieres encontrar tintes en el reino de las algas… ¿por dónde empiezas?
Para el BEA, la respuesta era bastante evidente, teniendo en cuenta que atesoran casi 1700 cepas de algas macaronésicas: un excelente punto de partida para empezar la aventura… Pensemos que las aprox. 72.500 especies de algas existentes forman un grupo (o, mejor dicho, grupo de grupos) tremendamente heterogéneo, cuyas características esenciales son: vivir en el agua, producir su propio alimento, y liberar oxígeno en sus procesos fotosintéticos. Son, sin embargo, muy variables en sus tamaños, afiliaciones familiares… y colores, claro.
El director científico Juan Luis Gómez Pinchetti explica que los pigmentos que llamaron la atención del proyecto se clasifican en dos grandes categorías: carotenoides (tonalidades amarillo-naranja), y ficobiliproteínas (tonos rojos y azules; son, además, pigmentos que ninguna planta terrestre sabe producir).
El BEA era el encargado de la búsqueda cromática en lo minúsculo, entre cianobacterias y microalgas. Basándose sobre estudios previos, se seleccionaron 25 candidatas para participar en la competición Miss Seacolors. Debían responder a preguntas difíciles, como por ejemplo “¿Qué tal creces bajo ciertas condiciones, eres rápida?” O, “¿Conoces la receta de la molécula que buscamos? ¿Cuánta sueles fabricar normalmente? ¿Produces más variando las condiciones de crecimiento?” Y así, suma y sigue.
También había quien se encargaba de buscar entre las algas más grandes, y quien analizaba los pigmentos ganadores, asegurándose de que dan buenos resultados sometidas a procesos industriales estándar… pues el proyecto aspira a hallar sustitutos para los tintes sintéticos actualmente usados en la industria textil.
Aún quedan muchos puntos por resolver, advierte Gómez Pinchetti, desde el crecimiento en condiciones industriales hasta cuestiones de mordientes y solidez del color final. A nuestras misses Synechococcus, Erythrotrichia, Arthrospira (¡espirulina!), Leptolingbya, Nostoc, Hallochlorella, Sarcinochrysis, Caespitella, Gracilaria, Grateloupia, Phorphyra, Osmundea, Bifurcaria y Ulva aún les queda un largo camino por delante.
(Lo sé. Tendremos que inventar nombres comunes algo más eufónicos si vamos a intimar con ellas…)

Pero si la cosa llega a funcionar, se trataría de una relación vegetófila totalmente nueva, forjada gracias al ingenio humano y a la adaptabilidad algal.
Y lo que es aun más importante, sería el fin de la desnudez sirenil en el agua: podríamos enseñarles a vestirse con todos los colores del mar.
Referencias & Recursos
+ La información relativa al proyecto me fue facilitada muy amablemente por Tamara Rodríguez Ramos y Juan Luis Gómez Pinchetti: ¡muchas gracias!
La web de SEACOLORS está disponible en línea aquí mismo.
+ La información sobre la orchilla venía, sobre todo, de un excelente compendio sobre pigmentos y colores históricos: Eastaugh, N., Walsh, V., Chaplin, T., y Siddall, R. 2004. The Pigment Compendium: A dictionary of historical pigments. Elsevier, Oxford.
Ilustraciones
En este caso, todas fueron cortesía del BEA, sacadas dentro del proyecto SEACOLORS. ¡Muchas gracias por habérmelas facilitado!
Y merece agradecimiento especial Ruth Jaén Molina, por haberme puesto al tanto de la existencia del proyecto (entre taaaantas cosas): ¡mil gracias, linda! ;)