Calabazas peregrinas, esas grandes desapercibidas

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Al son de: Luar na Lubre, Chove en Santiago

Tras unos cuantos días en el Camino de Santiago (fantástica experiencia, por cierto), uno observa que los vegetales, aunque presentes, no han llegado a “oficializarse” como símbolo asociado al Camino.

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La vieira, sí; las flechas amarillas, también.

Pero, ¿y la calabaza de beber? (Lagenaria siceraria (Molina) Standl., o jícaro/a, para los amigos).

Ahí están las pobres, colgadas del extremo de bastones (o atadas a mochilas), pasando mucho más desapercibidas. Y eso que, en según qué etapas y/o épocas del año, debía de agradecerse muchísimo su ayuda, siendo infinitamente más útiles que las conchas de peregrino (más que las flechas, eso ya no…). Pues servían como cantimploras. Seguir leyendo

¿Cerveza, o lupuleza?

Historias de un sabor cambiante

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Al son de: A thousand fires, Rumor

¿A qué sabe la cerveza?

Si escuchásemos a un habitante de los actuales Países Bajos del 1100 dC, quizás nos sorprenderíamos ante su respuesta.

Pues la cerveza sabía dulce en aquellas tierras.

Aunque quizás técnicamente no deberíamos llamarla ‘cerveza’, no me he aclarado aún con la nomenclatura española; en inglés, la llamaríamos ale, en contraposición con la cerveza propiamente dicha, beer.

Lo curioso del caso es que el vegetal que marca un antes y un después en el mundo cervecero, definiendo incluso un cambio de nombre para el resultado final, no lo conoce casi nadie. De oídas, quizás nos suene, pero quién es exactamente y qué hace en nuestras cañas (convirtiéndolas, de hecho, en cerveza), eso ya es harina de otro costal. O cerveza de otro barril, aromatizada con el vegetal misterioso en cuestión: el lúpulo.

Pero empecemos por el principio.

La cerveza, por si a alguno le roía la curiosidad, se elabora a partir de cebada malteada.

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