Podcasteando La senda de las plantas perdidas: orígenes y motivaciones

¿Por qué un podcast sobre etnobotánica?

[~ 4 minutos de lectura]

Al son de: Cristina Llabrés & Evaristo Pons, La senda de las plantas perdidas OST

Nació con la primavera astronómica boreal: un camino hecho de palabras contadas,

“un podcast etnobotánico que trata de nuestras historias de amor (y desamor) con un reino tan olvidado como esencial: el reino vegetal”.

Sí, se trata de mi nuevo proyecto, titulado La senda de las plantas perdidas. Un proyecto en formato audio, episódico, que empecé grabando con un móvil (convenientemente embutido en dos calcetines) arrebujada dentro de un armario.

"Estudio de grabación" (muy sofisticado)
Se graba con la ropa dentro y todo. Eso que asoma dentro del calcetín es el móvil.

Lo inauguré como un experimento, y una tabla salvavidas: en pleno proceso de redacción de mi última obra (El libro de las plantas olvidadas), me ayudó a romper con la monotonía de escribir-escribir-escribir —para el libro, para las redes, para el boletín vegetófilo, para encargos varios…

El libro de las plantas olvidadas saldrá publicado este otoño (2019) con la editorial Ariel; el proceso entero de redacción+edición+publicación habrá durado un año y un par de semanas justas. Como todos mis libros, es fruto de un trabajo de investigación lo más exhaustivo que puedo… pero los libros, ya se sabe, tienen un principio y un final. No pueden dar cabida a la exuberancia de anécdotas, historias y peripecias vegetófilas que uno descubre mientras investiga, por muy fascinantes que sean.

Y, como no quería “tirarlas”, decidí usarlas como materia prima para ese experimento que me rondaba la cabeza desde hacía años (porque yo misma los consumo vorazmente desde hace un lustro, o más): un podcast. Seguir leyendo

¿Puedes contar verdades e informar a través de la literatura?

Yo digo que sí.

[~ 9 minutos de lectura]

Al son de: Riversilvers, Dreams

Hace varias semanas recibí una crítica que me hizo pensar.

(Bueno, después de sorprenderme, ponerme de mal humor, machacarla punto por punto, releerla a la defensiva… hasta conseguir observarla con curiosidad).

La primera línea era la siguiente:

“(…) la idea es muy buena pero el contenido me resulta poco informativo, ya que se centra en la parte literaria [en comparación con la parte científica] que además, es algo redundante y se extiende demasiado.”

“La idea” a la que se refiere es la temática de Cuéntame, Sésamo: la nueva obra que saldrá a la venta el 26 de marzo de 2018, con la editorial A Fin de Cuentos. Se trata de un libro infantil que combina cuentos de hadas y divulgación vegetófila, y cuya tesis es sencilla:

los cuentos de hadas no son nada sin las plantas.

La casa de la abuelita de Caperucita (Ilustración de Jacobo Muñiz para Cuéntame, Sésamo)
La casa de la abuelita de Caperucita… Lobo, lobo (ilustración en el cuento original, de Jacobo Muñiz)

El libro tiene una parte “literaria” dual: incluye una versión del cuento de hadas tradicional (por si acaso la juventud moderna…), y un cuento más vegetófilo, en el que imagino cómo pudieron llegar al cuento sus plantas protagonistas.

En algunos casos la identidad de esta planta estaba cantada, como Blancanieves y su manzana; en otros, ha sido una elección personal, siempre con el mayor fundamento histórico y científico posible (como en el caso del olivo en Alí Babá, que expliqué aquí).

Luego están las secciones de divulgación infantil más pura: para las plantas protagonistas, se incluyen “sus historias secretas y sus curiosidades —científicas, etnobotánicas, históricas— más allá de los cuentos”. Seguir leyendo

La invención del lenguaje vegetófilo

Una reflexión sobre la percepción, el lenguaje y la naturaleza

[~ 15 minutos de lectura]

Al son de: Eurielle, Whispers

I.

Este fin de semana nos perdimos en el bosque.

Parece una broma, y nos lo tomamos a risa, pero la verdad es que tuvimos mucha suerte de no terminar con una rueda pinchada en un camino de cabras bien empinado, lleno de socavones— y sin cobertura para avisar a alguien y que nos echase una mano (o, en este caso, mejor un cable).Sombras proyectadas por los árboles en el suelo...

Antes de descubrirnos totalmente perdidos, mientras avanzábamos tan panchos hacia ninguna parte, R me hizo notar con voz maravillada las sombras que la bóveda de árboles sobre nuestras cabezas (o, mejor dicho, nuestro cochecito-leré) proyectaba sobre el suelo pedregoso. No era la primera vez que yo advertía el fenómeno, pero sí que veía hacerlo a alguien distinto de mí.

Regresaríamos a esas sombras rebullendo en el suelo más adelante, pero en aquel momento estábamos demasiado ocupados perdiéndonos como para prestarles mayor atención.

Saqué una foto, y luego nos pusimos a hablar de otra cosa.

II.

07/2013

La tarde perfecta con amigos (+4 personas para mayor diversión)

Ingredientes

Una encina frondosa, una mesa, papel y boli, un diccionario. Seguir leyendo

Slow writing: escribir libros a buen ritmo

[~ 9 minutos de lectura]

Al son de: The Chainsmokers & Coldplay, Something just like this

Tras una larga pausa, he vuelto a escribir una novela.

Casi siete años han pasado desde que dejé la última sin terminar, y debo confesar que lo había echado de menos. El último lustro y medio ha estado lleno de otros proyectos, también literarios, pero más “serios”, que siguieron al nacimiento de La Invención del Reino Vegetal.

Este mes se cumplen dos añitos de aquel momento, que fue un hito para mí. Me introdujo en un mundo hasta entonces desconocido, y la experiencia me dio más perspectiva, tanto en el campo profesional/vocacional, como en el personal (aquí reflexioné sobre algunas lecciones aprendidas, hace un año).

Este tocho era la Invención durante el largo proceso de revisión y referenciado bibliográfico. Ay, qué tiempos…

A día de hoy, puedo decir que he completado 8 obras escritas: tres novelas, tres relatos (más o menos) cortos, y dos ensayos.

Empecé hace muuucho tiempo, primero con la narrativa; algunas de las historias se colgaron en internet de forma libre, otras fueron regalos escritos para personas concretas.

Luego, casi por accidente, terminé en el mundo del ensayo. Uno se publicó en castellano de forma tradicional (La Invención del Reino Vegetal, Ariel 2015); el otro lo auto-publiqué en inglés como libro digital en amazon.com (Of Perfumes & Gods: Tales of Olibanum, 2016).

Con este equipaje en la mochila, hoy reflexiono sobre el proceso de escribir libros. Seguir leyendo

Un año de ser ‘escritora de verdad’: 5 lecciones/reflexiones

[+ 20 minutos de lectura]

Al son de: Brooke Fraser, Magical Machine

{Estas reflexiones personales no se refieren al proceso de escritura de La Invención del Reino Vegetal, sino a lo que ha venido luego. A lo que pasó después del “y vivió feliz porque le publicaron un libro”. Los motivos por los que escribí lo que escribí —y sigo en ello— pueden leerse aquí}

Hace un año, más o menos por estas fechas salía a la venta mi primer libro. Acurrucados entre sus páginas, viajaban como polizones invisibles un montón de sueños, esperanzas, e ideas sobre cómo cambiaría mi mundo tras una proeza de tal magnitud.

No es fácil publicar un libro, me decían todos. Más difícil aún, que sea una editorial de la altura de Ariel; y, ¿que te apadrine alguien como Jose Antonio Marina? Como dicen en la tierra de mi niñez, eso es cosa de “soñar tortillas”.

Interiormente, oscilaba (y sigo oscilando) entre dos pensamientos:

1) Soy la lessshe, ¡he publicado un libro (y con la bendición y protección de Jose Antonio Marina)!

Y, luego, el más pragmático y pincha-uvas:

2) Bien, vale, guay. ¿Y qué? Tampoco es para taanto, y lo tuyo tampoco es que le interese a mucha gente…

Y así seguimos. He vivido los últimos doce meses en una especie de perpetuo estado de sorpresa: sorpresa perpleja y con una puntilla de satisfacción cuando alguien se muestra impresionado con el libro, y lo considera algo importante. Y, sorpresa picada e incluso ligeramente resentida, cuando no parece tener valor alguno para mi interlocutor(a) en una conversación, propuesta, etc.

No tengo bien calibrada la balanza interior que mide cuánto valor tienen las cosas.

¿Cuán importante es, que haya sido Ariel quien haya publicado La Invención del Reino Vegetal, o que alguien de la talla humana e intelectual de Jose Antonio lo considere una obra lo suficientemente buena como para querer “producirla”, usando su terminología? Seguir leyendo

Palabras & Plantas: Amores vegetófilos de papel y tinta

[~ 4 minutos de lectura]

Al son de: Enya, The Humming

Todo empezó por culpa del color rojo.

Bueno, quizás todo, no; un profesor en tercero de carrera tuvo algo que ver también. Pero lo cierto es que, al empezar mis estudios universitarios, el reino vegetal no me interesaba sobremanera.

Estaba yo por aquel entonces dedicando mis horas libres a escribir, como llevaba haciendo desde los seis años. En aquella novela recurría, una y otra vez, al color rojo. Y me faltaban imágenes poéticas, metáforas, comparaciones que satisficiesen mi sentido estético en esa tonalidad.

Rojo como el vino, como la sangre, como los rubíes… todas muy manidas.

Rojo como granadas maduras, como cerezas, como fresas… psé. Las frutas típicas las habían manoseado tantas plumas, que no me apetecía emplearlas yo también. Pero ahí se entreveía el esbozo de un filón por explorar: los vegetales prometían un trampolín metafórico prácticamente ilimitado. Y me zambullí con ganas: Seguir leyendo

Re-verdeciendo ciudades: una cita en Barcelona

[~ 3 minutos de lectura]

Al son de: Ensemble L’Arpeggiata,  Alfonsina y el mar

Llegamos a la cita temprano.

Antes de que el food truck pudiese poner en marcha la máquina de café, ya estábamos a la sombra de la masia en el Jardín Botánico Histórico de Barcelona, admirando el entorno. Pasear por el huerto, notar con interés los nombres indicados en las etiquetas. Ver almortas (Lathyrus sativus L.) en vivo y en directo por primera vez, así como lágrimas de Job (Coix lacryma-jobi L.), después de haberlas mencionado en El Libro: ¡qué emoción!

El Re-verdir ha sido toda una experiencia, pero sobre todo ha sido un disfrute: cuando gente maja se reúne en un jardín para pasar el día intercambiando ideas, proyectos, opiniones… ¡es natural que uno se lo pase en grande!

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La Invención del Reino Vegetal: Magnolias en portada

[~ 6 minutos de lectura]

Al son de: Ellie Goulding, Love me like you do

Por fin ya es oficial.

¡Me publican un libro!

Embarcada en él desde hace más de cinco años tras una propuesta de Jose Antonio Marina, el proyecto finalmente verá la luz con el título La Invención del Reino Vegetal (tras muchas peripecias), y sale a la venta el 7 de abril 2015 en (¿todas?) las librerías, físicas y virtuales. Os quiero ver a todos con la cartera desenvainada, preparados para el pistoletazo de salida…

(ánimooo, que es un click de nada, cuesta casi lo mismo que dos pizzas —en España—, y mantiene entretenidos durante muuucho más tiempo…)

Y, para que no os aburráis, o muráis del suspence con tanta espera (ironía, ironía), os presento la magnífica portada que han diseñado en Ariel (donde, por cierto, he tenido una ‘dire’ de proyecto estupenda: ¡gracias por todo, Fátima!): Seguir leyendo

En busca del título perdido: La Invención del Reino Vegetal

Al son de: Ana Alcaide, Sono

Hace ya unos meses lancé un grito desesperado de ayuda a mi círculo de amistades; debía celebrarse un bautismo literario, y no tenía nombre para la criatura.

Bueno, en realidad sí tenía.

Pero como la criatura no era completamente mía, el asunto nominal era un tema espinoso que se discutía a tres bandas: Editorial, Mecenas, y yo.

Editorial: Ariel (por cierto, me encanta trabajar con una editorial con nombre de sirenita).

Mecenas: Jose Antonio Marina, filósofo (que no tiene nombre de sirenita, pero es estupendo igual).

(Yo: la currante apadrinada.)

La criatura: el libro que ha absorbido mi tiempo libre en los últimos cinco años y medio (mes p’arriba, mes p’abajo), ese proyecto tan malamente definible que intento resumir en la famosa frase que muchos de vosotros me habréis escuchado alguna vez: “los modos en que la humanidad nos hemos relacionado con las plantas”.

(a quien no le haya quedado claro, no os preocupéis: es que no queda claro. No sé cómo hacer para que quede claro. Lo único que se me ocurre proponeros es: echad un vistazo al índice. Luego volvéis, y me contáis a ver si os viene a la cabeza alguna forma de resumirlo que sea breve, buena, bonita y barata).

Proyecto propuesto por un filósofo pero escrito por una científica, y que sin embargo está a caballo entre la historia (de la ciencia, de las religiones, del arte…), la antropología o el arte, por decir sólo unas cuantas. Si ya tenía problemas para definir la temática en dos frases, y me las veía y deseaba para ubicarlo en un género, podéis imaginaros los sudores fríos que me provocaba pensar en el título. Seguir leyendo