[~ 4 minutos de lectura]
Al son de: Anónimo, L’amor dona ch’io te porto
{Artículo aparecido por primera vez en la Revista ENKI, edición Primavera2016}
El día de su vigésimo cumpleaños, María viajó en el tiempo por primera vez.
No era precisamente lo que se dice un buen momento: a pocos días de un examen de botánica, y con una montaña de apuntes pendientes de repasar, el último lugar donde hubiese querido estar era la Italia del 1600.
Y sin embargo, allí estaba: en Padua, ciudad de la república de Venecia… y, para colmo, en día de mercado.
Entre el bullicio, los gritos de una verdulera le llamaron la atención.
“¡Messer Galilei! Mirad qué puerros tan hermosos, y qué lechugas… ¿no querréis un manojo?”
Un hombre con casaca negra y aire algo absorto se acercó al puesto de la mujer. María se le arrimó con disimulo, mientras pensaba, Galilei… ¿no será Galileo Galilei?
“Ah, madonna Zuana, sí, unos puerros bellissimi. Me llevaré dos manojos, y uno de esos sacos de garbanzos. Y tenéis también limones, por lo que veo…” Seguir leyendo