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Al son de: Airstream, Electra
El fragmento de Paraíso que enraíza en Gijón lleva el océano en su nombre.
Llegamos con el sol del mediodía al jardín botánico, uno de esos puntos irrenunciables en la ruta de nuestro viaje, y único motivo que nos acercó a Gijón aquella tarde de invierno.
Nuestra visita era un híbrido entre las circunstancias y el optimismo; Asturias en diciembre no es precisamente garantía de solecito y buen tiempo. Sin embargo, los dioses meteorológicos nos sonrieron benévolos durante las cinco horas que duró nuestro pasear errabundo en el botánico, hasta que la luz fue extinguiéndose y cerró sus puertas.

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