Otoño en el Orto Botanico di Bologna

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Al son de: Sonohra feat. Hevia, Si chiama libertà

No me esperaba gran cosa, la verdad.

Sabía que era pequeño, y que no se pagaba entrada. Mala señal para un jardín botánico —y más aún teniendo en cuenta los precios en la ciudad, donde un café no es barato ni siquiera en zona universitaria.

Para empeorar las cosas, Bologna en día de mercad(ill)o es un estrés absoluto, tanto para peatones alérgic*s a las aglomeraciones como para conductores (prohibido prohibidísimo entrar en coche en el casco histórico si no eres residente; y, si por un milagro consigues aparcar en los alrededores, la ORA se paga a 2,40€… cada hora). No llegábamos a las puertas del orto botanico tranquilos y relajados precisamente, así que disminuí mis expectativas a su mínima expresión.

Un jardín gratis estaba destinado a ser un churro…

… y resultó serlo.

Vista del Jardín botánico de Bolonia

Pero fue un encantador churro artesano con chocolate caliente: para chuparse los dedos.

Mapa del jardín botánico de Bolonia

El Orto botanico di Bologna es más pequeño que el de Pisa (2 ha) y larguirucho, un estrecho rectángulo que linda con las murallas de la ciudad en un extremo (el núm. 9 de la imagen).

Si tuviese que definirlo con una palabra, yo diría que es un jardín universitario, en el mejor sentido de la palabra; además de estar emplazado en el distrito universitario de la ciudad, mucho más tranquilo que el resto, también alberga el edificio del departamento de biología (que separa el jardín en dos áreas: la frontal, más pequeña, y el resto del orto), y acoge con total naturalidad a estudiantes jóvenes que se pasean entre las colecciones de pimientos picantes, se sientan en algún banco a comer un bocata, o se ponen a repasar apuntes para algún examen.

Pese a su dimensión, las colecciones están dispuestas de forma que la mirada no puede abarcarlo todo de golpe. Senderos curvos, árboles y arbustos que interrumpen la vista, invernaderos que esconden pequeños o grandes rincones tras ellos… Una vez más, no da la sensación de ser pequeño (y las tres horas que me tiré dentro sacando fotos son una prueba más de ello).

Praderas arboladas cubiertas de césped, rastrillado pacientemente por un jardinero que me miraba con recelo; un pequeño bosque de ribera con estanque incorporado; una pequeña rocalla; un jardín de (plantas medicinales) simples —el germen de, si no todos, al menos sí la mayoría de jardines botánicos modernos. Invernaderos, una colección de plantas de importancia económica (agrícola, tintórea, etc.), un pequeño bosque…

Árbol de loto y sófora péndula en el Jardín Botánico de Bolonia
A la izquierda, los mini-caquis del árbol de loto; centro y derecha, las sortijas-rama de la sófora…

Vagabundeando por los senderos (muy, muuuuy lentamente) fui carne de mosquito mientras admiraba altos lotos (Diospyros lotus) cargados de frutos como diminutos caquis*; moreras del papel (pendientes las tenía <3 mi queridísima Broussonetia papyrifera), o una preciosa Sophora japonica llorona, cuyas ramas ensortijadas se descuelgan como cascadas verdes hacia el suelo.

*que por algo son árboles del mismo género, Diospyros.

Frutos de acerolo, alquequengui e iris en el Jardín Botánico de Bolonia
De izquiera a derecha y de arriba abajo: acerola (Crataegus azarolus), alquequengui (Physalis alkekengi) e Iris foetidissima.

Otoño es tiempo de frutos, y en fruto estaban los acerolos, los farolillos del alquequengui y los iris de semillas como perlas rojas en cápsula con apertura automática.

En el jardín de los simples, gran alegría al encontrarme a una Datura (D. innoxia) desbordando el arriate donde estaba plantada, con alguna que otra flor que se había olvidado de irse a dormir al llegar el día; lúpulos exuberantes (Humulus lupulus, ingrediente co-protagonista de las actuales cervezas), algodoneros y amapolas de California.

 

Me hizo especial ilusión encontrar una pequeña muestra de plantas de la India, con explicaciones correspondientes sobre sus usos terapéuticos (eg. en la tradición ayurvédica) y asociaciones mitológicas. Teniendo en cuenta que estoy leyendo un libro sobre plantas sagradas de la India, me vino como anillo al dedo poder ver y tocar algunas de ellas en persona.

Pero los encuentros más felices fueron otros: ver en vivo y en directo la preciosa planta de Lablab purpureus (una leguminosa africana), a mi querísima Musa basjoo (planatero japonés, ese del que se extraen kilométricas fibras para un papel extraordinario…), o poder olisquear por fin las florecillas crema de Osmanthus fragrans.

Musa basjoo, Campanula bononiensis y una cf Sarracenia
A la izquiera está ¡mi querida Musa basjoo! En el centro, una Campanula bononiensis, y a la derecha una carnívora (creo que una Sarracenia si mal no recuerdo).

Agotamos cada minuto hasta que dio la hora de cerrar (15h) inmortalizando los invernaderos tropicales (un poco abarrotados, pobres) con sus plantas de cacao en fruto, la colección de Sarracenia carnívoras, las decenas de pimientos picantes, el follaje otoñal de un arce japonés…

Con las prisas, ¡ay!, se me olvidó dejar una propina para contribuir a los trabajos de mantenimiento del jardín (y mira que lo pensé y me lo propuse al pasar por delante, pero al salir, ni lo vi…).

Lúpulo y amapola de California en el jardín botánico de Bolonia
A la izquiera, lúpulo; a la derecha, amapola de California.

Si existiese el teletransporte, volvería hoy mismo sin dudarlo.

Teniendo en cuenta los problemas logísticos y económicos… pueees esperaré un poco más.

Pero volveré.

Nota: Visité el Orto Botanico de Bologna a principios de octubre de 2017.

Los jardines botánicos son como la miel para las moscas para alguien como yo; si tú también compartes mi vicio, puedes leer mis impresiones sobre el Jardín Botánico de Sóller (Mallorca) aquí; darte una vuelta por el Jardín Botánico Histórico de Barcelona durante un festival celebrado en el 2015, aquí, y por su Jardín Botánico en un verano achicharrante aquí; adentrarte en el Jardín Botánico Atlántico de Gijón (Asturias) en un precioso día de invierno, aquí, o visitar el Orto Botanico di Pisa junto a su famosa torre inclinada, aquí.

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Información práctica & Recursos

+ La web del jardín botánico dentro del Sistema Museale di Ateneo (SMA) de la universidad de Bologna está aquí. Encontrarás información sobre precios, horarios, ¡e incluso un enlace al herbario en línea de Ulisse Aldrovandi!

+ El Orto tiene un blog donde cuelga información, más o menos esporádica, sobre los habitantes vegetales del jardín: está aquí.

Ilustraciones

Salvo el mapa, que es una modificación sobre el mapa que aparecía en el folleto del Orto, el resto son todas de una servidora :) Si quieres emplear alguna, hazlo sin problemas: basta que indiques autoría, y añadas un enlace a imaginandovegetales.com, o ainaserice.com!

5 comentarios en “El jardín escondido en el corazón de Bolonia (Italia)

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